Antes de que se reúna uno con el fiscal, si eso es lo que quieres hacer, para colaborar, sepa lo siguiente: usted y solamente usted puede ayudarse a sí mismo. Usted es la estrella del espectáculo. Su éxito y lo que el fiscal pensará de usted, dependerán enteramente de su actuación. Usted es el Leonel Messi de este juego. Su abogado es su entrenador. El abogado solo puede ponerle en el juego, pero, aparte de eso, él no es más que un espectador. Y al final de las reuniones, usted sabrá si ganó el juego o si USTED lo perdió.
Este no es un caso en el que su abogado persuade al fiscal y a los agentes de cuán valiosa es su colaboración, sino que es la información que usted les ofrezca lo que lo determinará. Las buenas intenciones no importan. Lo único que importa son los buenos resultados. Considérelo como un negocio. Usted da, ellos dan. Y ellos dan porque es bueno para su negocio. Ellos no le van a dar una puñalada por la espalda porque eso sería malo para el negocio. Si el gobierno lo traicionara, se correría la voz con bastante rapidez y cuando eso sucede nadie confiará en ellos y eso es malo para el negocio.
De vez en cuando un acusado cree que se puede salir con la suya porque, aunque les ha dicho la “verdad” a los representantes del gobierno, también ha tratado de tomarles el pelo evitando perjudicar a aquellos a quienes ama o teme. Pero se está engañando a sí mismo. Los fiscales y los agentes saben quién es un buen informante cuando oyen a uno y lo que ellos harán por esa persona termina en una carta 5K, en una presentación confidencial bajo sello al juez sentenciador que solamente el juez, el fiscal y el abogado defensor pueden verla. No estamos en México o en Colombia donde las “conexiones” determinarán el resultado. Si su abogado tiene una buena reputación, es muy probable que le den el beneficio de la duda, pero solamente si hay una duda. Y si el fiscal o un agente piensa que usted está mintiendo, créame, es porque, sobre la base de la información que posee, él sabe que usted está mintiendo.
Usted es solamente tan bueno como la información que puede dar y tenga presente el modo en que se comporta. No parezca evasivo. No sea arrogante. “Todo entra por los ojos.” Actúe como quien pide limosna, reconociendo que tiene las de perder, que ellos tienen la ventaja y usted está allí para cortar por lo sano. A un fiscal que vea esto, usted no solamente le caerá bien, ¡lo adoptará! Y esa impresión influenciará cada decisión que tome: lo que escribirá en su carta 5K, lo que dirá el día de la imposición de la pena, y, si las circunstancias lo justificaran, si lo recomendará para que le fijen una fianza. No hay nada, NADA, como el apoyo incondicional de un fiscal en los Distritos Sur y Este de Nueva York. Es un pasaporte de oro.
En resumen, los informantes recibirán sus cartas 5K, pero recibirán las cartas que se merecen. Su meta, gústele o no le guste, bien sea que se sienta cómodo con ello o no, debe ser convertirse en el mejor informante que ellos jamás hayan oído.
David Zapp & Johanna Zapp