Este caso es interesante. Peticiones judiciales alegan que la Agencia Federal Antidrogas (DEA) hizo un trato con miembros de un cartel mejicano que les permitía ejercer su oficio con tal de que suministraran información a la DEA sobre otros carteles. La idea tiene alguna validez. La petición se sostiene en parte en un director previo de la DEA que promovió la idea de enfrentar a un cartel en contra de otro, una táctica razonable.
La idea es la siguiente: Si usted usa a Chrysler para destruir a Ford, y después usa a General Motors para destruir a Chrysler, en vez de luchar contra tres compañías de autos (carteles de droga) usted solamente tiene que luchar contra una. Pero al mismo tiempo, debe reconocerse que para poder efectuar el plan, los miembros del cartel tienen que continuar ejerciendo su oficio. Usted no puede rastrear a un lobo sin ser parte de la manada. Pero eso es muy diferente de permitirle a miembros del cartel que ejerzan su oficio o mirar hacia otro lado.
Recuerdo un caso similar en el que la táctica de “divide y vencerás” fue usada, pero el gobierno dejó muy claro que no era una tregua, y que nadie en el gobierno podría hacer la vista gorda al narcotráfico y que si algún miembro cooperador del cartel era capturado traficando, éste sería arrestado. Los miembros del cartel tienen su interés; el gobierno de los Estados Unidos tiene el suyo. Ese era el trato. Nada más, nada menos.
Quizás esta nueva acusación de complicidad del gobierno tiene más sustancia. Yo definitivamente espero que sí—por el bien del acusado. Porque, igual que matar a un rey, es mejor matarlo porque a pesar de lo que usted ha oído de la cortesía estadounidense, muy pocos países castigan a sus enemigos tan severamente como EE.UU., y Estados Unidos no va a apreciar ser llamado un patrocinador del narcotráfico.
David Zapp