[Un caso muy triste que probablemente ocurre muy a menudo en este país, pero nunca se
les da suficiente publicidad. Lo siguiente fue nuestra respuesta a un amigo colombiano que me preguntó si representaría al acusado. Afortunadamente, rara vez, tal vez nunca, vemos este tratamiento en los distritos Sur y Este de Nueva York]
“Estimado Amigo:
“Tuve la oportunidad de darle un vistazo a la causa de tu amigo. Y es un caso muy triste. Nadie ayudó al chico. Nadie intervino. Nadie detuvo la locura de que recibiera una docena más de años de lo que él tenía que cumplir. Su vida se ha arruinado. Su realidad es vivir en una prisión norteamericana durante la mejor parte de la flor de su vida, alejado de su familia, amistades y su comunidad. Ahora, y durante el futuro próximo, él es un prisionero norteamericano. Todo por ser parte de una pequeña tripulación que llevaba drogas.
* * *
“El expediente revela lo siguiente: el acusado fue detenido por ser miembro de una tripulación de una lancha veloz (fast boat) cargada de cocaína destinada a los Estados Unidos. Él y los otros fueron detectados por una aeronave de la DEA (la Administración Antinarcóticos), y cuando los acusados se dieron cuenta de que los habían visto, echaron por la borda todos los fardos de cocaína. Los tripulantes fueron detenidos y llevados al tribunal federal. Durante la detención o después de ser arrestado, le preguntaron al acusado qué contenían los fardos y el acusado dijo: “concha”.
“El acusado fue a juicio. El gobierno (Ministerio Fiscal) presentó su video que mostraba a la tripulación tirando 32 fardos de cocaína por el costado de la lancha. El gobierno dijo que, usando algún artefacto sofisticado de detección, pudieron probar que los fardos contenían cocaína. Se determinó que los acusados eran culpables.
“El gobierno en su memorando de proyecto de sentencia manifestó que la tripulación no se merecía la consideración por una participación menor, “un papel menor” ni por la válvula de seguridad (o de escape), consideraciones ambas que hubieran rebajado de forma considerable su condena. La consideración para la válvula de escape requiere que se le diga al gobierno todo lo que él sabía, una mea culpa, pero sin colaboración. Eso le hubiera eliminado la condena mínima obligatoria de diez (10) años.
“El abogado nombrado, por su parte, no presentó circunstancias atenuantes ni amplió el historial personal y la pobreza del acusado, aparte de lo que contenía el informe precondenatorio genérico preparado por el departamento de libertad condicional. Se limitó sencillamente a presentar el argumento de que el acusado no debería recibir más de la condena mínima obligatoria. La jueza le impuso al acusado y a cada uno de sus compañeros de causa una pena de 19 años y medio.
“¿Qué pasó?
“A nadie le importó. Y todos fueron responsables. Los dueños de las drogas que les dieron la espalda a estos pescadores. El abogado defensor que no preparó al acusado para la entrevista de aptitud para la ‘válvula de escape’, y la jueza, que teniendo la mayor madurez y potestad, no usó su poder discrecional para limitar la sentencia a la pena mínima legal obligatoria de diez años, tal vez porque no supo cuán sustituibles y de poca importancia eran estos tripulantes en la totalidad de la conspiración.
“Irónicamente, al único que realmente no se le puede reprochar es al acusado que ciegamente fue pasando por todo este proceso. Y no recibirá ninguna misericordia en una apelación. Aunque la sentencia se puede apelar, la única vez que he oído que una sentencia fuera modificada fue cuando el tribunal determinó que la pena había sido ¡demasiado baja! Y este tribunal de apelaciones se conoce como uno de los más conservadores en los Estados Unidos.
“Muy triste. Si este caso se hubiera manejado correctamente, habría resultado en una condena de más o menos cinco años.
David Zapp y Johanna Zapp