Hace unas semanas fuimos a un simposio en la ciudad de Nueva York sobre el tema de la sentencia. El panel incluía cuatro jueces federales, dos del Distrito Oriental y dos del Distrito del Sur de Nueva York.
Los jueces en el simposio eran todos de tendencia moderada. El moderador, el Honorable Richard Sullivan, era de tendencia severa, pero inteligente y reflexivo a la vez, y habríamos aprendido mucho de él pero no tomo parte en la conversación. Tal vez en el próximo Simposio, y debería haber “próximos” simposios porque hay nuevos abogados entrando en el sistema todo el tiempo, y como casi el 99 por ciento de los acusados se declaran culpables es información que es muy útil.
Lo interesante era cuán seria y concienzudamente los jueces toman las sentencias y buscan cualquier atenuante para disminuir la sentencia de un acusado. Lo que están buscando del acusado es el remordimiento y la aceptación de responsabilidad. Una frase que se utilizó a menudo durante el simposio era, “él acusado simplemente no lo entiende” para describir a un acusado que no siente ni remordimiento ni responsabilidad. Uno de los jueces usó el ejemplo del acusado que dice: “sí, la golpeé, pero ella lo merecía!”. Como acusado, debes comparecer ante un juez humildemente, sombrero en mano y admitir que eres culpable, si eres culpable, que no tienes excusa para lo que hiciste, que te arrepientes y que quieres disculparte no sólo con tu familia, sino también con todas las víctimas de tu conducta. Un juez dijo que los acusados a menudo se disculpan con su familia, pero ignoran disculparse con sus víctimas.
Cuando se preguntó acerca de si había una “sanción” por ir a juicio, todos expresaron, muy sinceramente, creo yo, que esto no era factor que ellos consideraban al momento de la sentencia. Ahora si decides ir a juicio a pesar de las pruebas abrumadoras en tu contra entonces tal vez podría influenciar por el hecho de malgastar el tiempo de la corte. Pero si usted tiene una defensa contundente o una razón justa para ir a juicio, ningún juez va a tener esto en su contra. Recientemente hubo un juicio de dos venezolanos que son parientes del presidente venezolano, y aunque sus sentencias fueron pesadas no fueron drásticas.
Una jueza opinó que lo único negativo de ir a juicio, es que a veces, durante el juicio, inesperadamente escucha evidencia comprometedora que no hubiera aparecido en un reporte pre-sentencia. Esto si’ traje problemas y lo debe tener en cuenta.
Todos los jueces estuvieron de acuerdo en que las audiencias de sentencia, donde los hechos están en disputa y se celebra una pequeña audiencia antes de que se imponga la sentencia, casi siempre favorecen al gobierno. Es otra cosa para tener en cuenta.
Un juez dejó claro que si un acusado miente en el juicio o en la sentencia siempre se tendrá en cuenta en su contra, porque es visto como una agresión al sistema. Tampoco se tolerara la exageración por los abogados. La honestidad intelectual es el sello distintivo del proceso y de veras de la cultura estadounidense. No hay nada que los estadounidenses detesten más que la falsedad.
Finalmente un juez mencionó lo desilusionado que se siente cuando el fiscal no le ofrece ninguna orientación sobre la sentencia y simplemente dice que la corte “debe imponer una sentencia dentro del rango de las pautas”. Ese argumento suena vacío en Nueva York. Un tamaño no mide a todos.
Los jueces dijeron que le gustan recibir cualquier información de calidad, procedente de cualquier fuente. Es por esto, y todos concordaron, que acogen con agrado la presencia de los amigos y familiares del acusado en la corte, incluso aun después de que estos mismos enviaron cartas a su favor. Cualquier indicación del carácter y la personalidad de una acusada es enormemente apreciada porque es una de las pocas cosas que no pueden obtener uno de los libros.
Pero no les gustan cartas de personas cuyo único valor se basa en sus nombres famosos o su rango social. Tampoco no les gustan las cartas que sugieren que los acusados fueron injustamente incriminados o que son inocentes. Como resultado, instan a los abogados defensores a vigilar la correspondencia que van a someter y la información que van a impartir
Además dijeron que no tenían ningún problema si los acusados leían las declaraciones preparadas, ya que eran sus propias palabras. Los jueces dijeron que entienden que la gente se pone nerviosa hablando públicamente y están perfectamente satisfechos de escuchar a alguien leer de un texto preparado.
El simposio reveló mas que todo una verdad importante: los jueces no son sus enemigos y toman en serio su deber de imponer una sentencia justa. Preséntese de buena fe y les trataran en buena fe. Ese fue el punto principal que quite’ yo del simposio.
David y Johanna Zapp