Quiero contestar una pregunta que me ha hecho un preso que todavía está en La Picota (una cárcel colombiana para personas que esperan la extradición) que desea saber lo que le espera en el futuro en los Estados Unidos. Quiero escribir este artículo de un modo que sea útil para las personas que se encuentran en una situación parecida.
La pregunta especifica era: “¿Qué quierensaber los fiscales suponiendo que yo quiera colaborar?” La respuesta breve es: “Todo”. La respuesta más larga explica el pensamiento detrás de esta respuesta. Los agentes, en primer lugar, están tratando de conseguir una sensación de la confiabilidad del acusado y, por eso, hacen preguntas para las cuales ya saben las respuestas. Hubo recientemente un ex miembro de la administración de Trump que fue interrogado por un fiscal especial y dijo que el fiscal era cortés, profesional y estaba totalmente preparado; él no quisiera pasar por esa experiencia otra vez. Describió la experiencia comparándola con el examen de un proctólogo: “Ellos sabían más sobre mí y lo que yo había hecho en el pasado de lo que yo mismo sabía”.
Y, a través de los años, el gobierno ha refinado sus técnicas de interrogación de modo que puedan obtener más información. Por ejemplo, han concluido que no deben decirles a los acusados en qué o sobre quién están interesados porque los acusados pueden moldear su testimonio enfocándose solamente en la persona o en el incidente sobre el cual se les pregunta. Como resultado, no le dicen nada al acusado. Sencillamente formulan preguntas de modo que el acusado tiene que contarlo todo o se arriesga a perder la oportunidad de colaborar y reducir drásticamente su condena. Los informantes, por ese motivo, generalmente dicen la verdad, aún cuando la mayoría de los acusados que van a ir a juicio no lo creen así. Su libertad depende de ello.
Los agentes no le dirán que ellos saben que usted está mintiendo. Le van a dar suficiente soga para que se cuelgue, pero entonces le dirán a su abogado fuera de su presencia que ellos no están interesados en su colaboración. A usted simplemente le dirán: “Fue mi agradable conocerle”. Hay personas cumpliendo 35 años en vez de 5 porque o bien mintieron o retuvieron información.
También debo decirles a todos que el gobierno rechaza una colaboración parcial. De modo que, si usted piensa que puede incriminar a A, pero no a B, piénselo dos veces porque todo el mundo es un blanco en la investigación: los trabajadores, las fuentes de suministro, los socios, los clientes, los choferes y hasta la familia, a pesar de que usted puede llegar a algún acuerdo con respecto a un familiar cercano. No existe cosa tal como una colaboración parcial. O bien usted es un colaborador o no lo es. Sé que hay algunos en La Picota que todavía racionalizan. Se convencen a sí mismos que ellos no son los que van a colaborar, sino las personas a las que le están pagando para que colaboren; pero no pasa mucho tiempo antes de que se den cuenta “que ellos tienen que colaborar”. No hay forma de darle la vuelta.
Y si hay envuelta violencia en el historial de uno, habrá un “ofrecimiento de prueba sobre la violencia” la cual se concentrará en toda la violencia que uno mismo haya cometido, facilitado, contratado a otros, o hasta haya sido testigo, teniendo que dar los nombres, fechas y circunstancias. Pero si es de algún consuelo, no se preocupe mucho del nivel de violencia. Estos agentes lo han oído todo antes y aunque la violencia puede afectar un poco su condena, sorprendentemente, no la afecta tanto como usted podría pensar. Puedo pensar en unas cuantas personas cuyo conteo de cuerpos estuvo en cifras triples, y debido a que colaboraron están viviendo bastante bien en Palm Beach o en Miami. Todo tiene que ver con la calidad y la cantidadde la colaboración.
La colaboración es un negocio. Usted da, ellos dan.Y ellos cumplen con su palabra porque, de no hacerlo, sería malo para el “negocio”.
También deben saber que en Nueva York y en la mayoría de los distritos federales, el gobierno no recomienda condenas específicas. Sencillamente el fiscal le escribe una carta al juez, conocida como “la carta 5K” donde le cuenta su colaboración y le dice que debe considerar los esfuerzos del acusado cuando determine la pena.
Pero les advierto, si el gobierno se entera que usted ha retenido pruebas y está cubriendo a alguien, confíen en mi cuando les digo que entonces su colaboración será rechazada en un minuto de Nueva York, no solo porque usted los ha ofendido sino, principalmente, porque han perdido el valor suyo como testigo ya que en caso de un juicio, el gobierno tiene quedecirle al defensor todo lo que saben sobre sus testigos, que incluye el hecho de que usted les ha mentido. Y esos defensores le dirán al jurado que el colaborador no miente porque quiere una pena reducida sino porque es un mentiroso y que ha mentido antes.
Ahora, ¿funciona así siempre? No, porque como en cualquier negocio, usted puede conferenciar para tratar de llegar a un acuerdo. Si el gobierno realmente necesita o quiere su colaboración, se las pueden arreglar para justificarlo a pesar de que usted pueda haber mentido en el pasado. Todo es oferta y demanda, como en cualquier negociación.
Una colaboración mala puede ser catastrófica. Las personas que no colaboran diciendo la verdad y a quienes se les niega la oportunidad de colaborar tienen que mirar a cuatro o cinco veces—no sencillamente dos o tres veces—la cantidad de tiempo en prisión que normalmente hubieran recibido si hubieran colaborado satisfactoriamente.
No estoy siendo un publicista para la colaboración porque solo Dios puede hacer un colaborador, pero estoy advirtiendo a todos los acusados que la colaboración es un negocio serio. Hágalo bien o no lo haga en absoluto. Los acusados pueden pensar que conocen a los mafiosos, pero no conocen a los mafiosos hasta que se hayan topado con un Tío Sam enfadado.
David Zapp & Johanna Zapp