Por Johanna S. Zapp, Esq.
Una cosa sorprendente y rara ocurrió en una sala de audiencias en el Distrito Oriental de Nueva York esta pasada semana. Un acusado que originalmente había sido sentenciado a una condena obligatoria de 57 años fue nuevamente sentenciado (después de haber cumplido veinte años) al tiempo ya cumplido. El Juez John Gleeson, un juez Federal de Distrito del Distrito Oriental de Nueva York hizo todos los esfuerzos posibles para descubrir una solución de modo que hubiera un modo de cambiar la condena del Sr. Holloway. El propio juez le hizo dos peticiones por separado a la Fiscalía del Distrito Oriental de Nueva York para que quitara algunos de los cargos de modo que el plan de condena obligatoria (que sumaba 57 años) no correspondiera. Finalmente convenció al Fiscal Federal del Distrito que eso era lo justo y correcto que debía de hacerse.
Todos ustedes deben saber que, lamentablemente, esta es una ocurrencia rara y única. Fue un acto verdaderamente extraordinario realizado por un juez extraordinario cuyo sentido de la equidad es incomparable.
A continuación hay una versión editada de un artículo publicado en el diario The New York Times que describe lo que hizo el Juez Gleeson.
Por mandato de un Juez, el
Ministerio Público acorta la
condena obligatoria de 57 años
impuesta a un hombre
Por Monique O. Madan, 29 de Julio de 201
Un señor de Queens que había estado cumpliendo una condena obligatoria de 57 años en una prisión federal fue sentenciado de nuevo el martes al tiempo cumplido, culminando los esfuerzos extraordinarios de un juez para deshacer el daño de lo que él creía que era una condena extremadamente excesiva.
La audiencia para el nuevo dictado de pena tuvo lugar solamente después que el Juez John Gleeson persuadió a Loretta E. Lynch, la Fiscal de Distrito del Distrito Oriental de Nueva York para que le quitara a Francois Holloway dos de los tres cargos por secuestro de auto con violencia donde había recibido sentencias condenatorias tras haber procesado por ellos y otros cargos. El Juez Gleeson, que presidió durante la audiencia el martes, no alegó que el Sr. Holloway de 57 años de edad, fuera inocente; su petición se basó en lo que él llamó la inequidad de la condena obligatoria impuesta al Sr. Holloway, la cual fue calculada usando un requisito conocido como “amontonamiento”. Esta disposición, la cual algunos jueces y abogados alegan que tiene la intención de ser más bien una medida contra la reincidencia, se le aplicó al Sr. Holloway a pesar de que sus crímenes fueron cometidos solamente horas aparte.
El Sr. Holloway fue imputado en 1995 con tres cargos de secuestro de auto con violencia y el uso de un arma durante la comisión de un delito violento (a pesar de que había sido un cómplice, y no el Sr. Holloway, el que portaba el arma), acompañados de participación en un desguace clandestino.
Los fiscales le ofrecieron un trato para una declaración de culpabilidad con una condena de 11 años que él rechazó después de que su abogado le persuadió de que sería absuelto en un juicio. El Sr. Holloway perdió. Por la primera sentencia condenatoria debida al cargo del arma, la ley requiere que el Sr. Holloway reciba cinco años. Pero por las sentencias condenatorias segunda y tercera, la ley requirió 20 años por cada una, las cuales tienen que cumplirse consecutivamente según el requisito de amontonamiento. Como que los fiscales acordaron la semana pasada quitar dos de las tres sentencias condenatoria, la disposición de amontonamiento ya no le correspondía al Sr. Holloway.
“Un fiscal que dice que no se puede hacer nada contra una condena injusta porque se han agotado todas las apelaciones e impugnaciones colaterales realmente está eligiendo no hacer nada con respecto a la condena injusta” escribió el Juez Gleeson en un memorando sobre la decisión de la Srta. Lynch que fue dado a conocer el lunes. “Otros hacen una elección diferente, como lo hizo aquí la Srta. Lynch.
Todos los compañeros de causa del Sr. Holloway se declararon culpables y ninguno cumplió más de seis años.
El Sr. Holloway, quien iba a tener que permanecer en la prisión hasta el año 2045, recibió en 1996 una condena que fue más de dos veces la condena promedio en el distrito por asesinato en ese año. “Una segunda revisión en el sistema federal de justicia penal sencillamente no sucede—nunca”, dijo el abogado del Sr. Holloway. “Salvo cuando ocurre”.
El Sr. Holloway, en la sala de audiencias del martes, saludó haciendo un gesto con la mano a los tres familiares que asistieron a la audiencia, y entonces sonrió.
“¿Sabe usted a cuántos entierros faltó? A siete”. “¿Cuántos nacimientos hubo en los que no estuvo presente? Fueron tantos. Perdió 20 años de su vida”, dijo su tía Sedatrius Hill, de 63 años de edad.
La última palabra fue le correspondió al Juez Gleeson, que se dirigió directamente al Sr. Holloway. “Dice algo sobre usted que me esté dando las gracias a mí y a la Fiscalía Federal”, dijo él. “Pero es importante que sepa que esto no es un acto de amnistía general. Es un esfuerzo para hacer lo que estamos aquí para hacer: ser equitativos y ejercer justicia. A usted se le han devuelto 30 años de su vida. Todo lo que tengo que decirle es que haga que cuenten”.