Por Johanna S. Zapp, Esq.
Últimamente ha habido muchos comentarios sobre el sistema Corrlinks y las cuestiones de privacidad relacionadas con la correspondencia entre los presos y sus abogados. A continuación se presenta un artículo editado que fue publicado en el diario New York Times sobre el modo en que el gobierno usa los mensajes electrónicos de los presos contra ellos en el juicio.
Parece que algunos jueces están en contra de la práctica de la vigilancia, mientras que otros no creen que infringe sobre las cuestiones de privacidad. Sencillamente, depende del juez en particular que tenga en su causa. Se ha citado textualmente a un juez en Brooklyn que dijo: La práctica del gobierno no “interfiere irrazonablemente” con la capacidad [del preso] de consultar con su abogado. Otro juez del mismo tribunal en Brooklyn falló en contra del gobierno el mes pasado cuando impidió que [el gobierno] “mirara a cualquiera de los mensajes electrónicos entre abogado y cliente, punto.”
Esta es una cuestión muy real y seria de la cual usted debe estar consciente. Sus mensajes electrónicos y sus llamadas telefónicas a sus abogados, a su familia y a sus amistades están siendo vigiladas.
Los fiscales están leyendo
los mensajes electrónicos de los
presos a los abogados
Por Stephanie Clifford, 22 de julio de 2014
La causa de extorsión contra un presunto jefe Mafioso abarcó miles de páginas de pruebas, incluyendo fotografías de vigilancia, registros de propiedad y teléfonos móviles (celulares), y cientos de horas de grabaciones de sonido.
Pero todavía mientras el acusado sentado en una celda de la cárcel enviaba casi diariamente mensajes electrónicos a sus abogados sobre su causa y su salud en deterioro, los fiscales federales en Brooklyn trataron de añadir otra capa a las pruebas: esos mismos mensajes electrónicos. Los fiscales le informaron al abogado defensor el mes pasado que iban a leer los mensajes electrónicos que habían sido enviados a sus abogados desde la cárcel, usando potencialmente sus propias palabras en su contra.
Las conversaciones en los recintos de encarcelamiento han sido en muchos casos la perdición de un acusado por palabras incriminatorias habladas con otros presos o visitantes, o dichas en llamadas telefónicas a amistades o parientes. Las llamadas de los presos a sus abogados o recibidas de ellos, sin embargo, por lo general están exentas de tal vigilancia. Pero por todo el país, los fiscales federales han comenzado a leer los mensajes electrónicos de los prisioneros a los abogados – una práctica abrazada totalmente en Brooklyn, donde los fiscales han dicho que tienen la intención de leer tales mensajes electrónicos en casi todas las causas.
El asunto ha incitado batallas en los tribunales sobre si los presos tienen un derecho a comunicaciones confidenciales mediante mensajes electrónicos con sus abogados – una cuestión sobre la cual los jueces federales han estado divididos.
Un antiguo senador estatal de Pensilvania que estaba encarcelado se metió en problemas adicionales en 2011 cuando los fiscales confiscaron sus mensajes electrónicos de la prisión. En Georgia, los funcionarios crearon una causa de desacato contra un hombre que ya estaba en una prisión federal usando en parte mensajes obtenidos en 2011 de correspondencia electrónica entre él y sus abogados. Y en Austin, Tejas, unos abogados defensores han acusado a miembros del orden público de grabar llamadas entre abogado y cliente desde las cárceles, y luego usar esa información para reforzar sus casos.
“Es muy inquietante que el gobierno esté oprimiendo hasta los márgenes de la relación entre abogado y cliente”, dijo Ellen C. Yaroshefsky, una profesora de la Escuela de Derecho Cardozo.
Los abogados defensores dicen que el gobierno está excediendo su autoridad y quitándoles una herramienta necesaria para una defensa adecuada. Algunos de ellos se han negado a admitir ni siquiera la existencia de mensajes electrónicos sensibles – los cuales, ellos dicen, quizás como era de esperar, son privilegiados.
Todos los acusados que usan el sistema de correo electrónico de las prisiones federales, Trulincs, tienen que leer y aceptar un aviso de que las comunicaciones son vigiladas, señalaron los fiscales en Brooklyn. Los fiscales dijeron que una vez tuvieron un “equipo de filtro” que dejaba a un lado los mensajes de los acusados enviados a sus abogados o recibidos de ellos, pero los cortes del presupuesto ya no permiten tenerlo.
Aunque los fiscales dicen que hay otros modos para que los abogados defensores se comuniquen con sus clientes, los defensores dicen que son absurdamente ineficientes.
Una visita programada para ver a un preso en el Centro Metropolitano de Detención en Sunset Park, Brooklyn, les tomó a los abogados cinco horas, según documentos presentados al tribunal por uno de los abogados del preso. El viaje incluyó el tiempo de viaje desde Manhattan y el tiempo de espera para que el personal de la cárcel trajera al preso.
Hacerles llegar correspondencia postal a los presos tarda hasta dos semanas, escribió un abogado. El centro de detención, como todas las cárceles federales se supone que permita que los presos o los abogados hagan arreglos para llamadas telefónicas que no sean vigiladas. Pero un asistente legal se pasó cuatro días y dejó ocho mensajes solicitando tal tipo de llamada y no logró nada.