Por David S. Zapp, Esq.
Cuando un gran narcotraficante fue sentenciado recientemente a solamente diez años en un tribunal federal, la mayoría de la gente se quedó atónita. ¿Cómo pudo pasar esto cuando tanta gente mucho menos culpable recibió una condena de diez a veinte años de cárcel? Tal vez fueron los más de 130 millones de dólares que el acusado le entregó al gobierno de los Estados Unidos. ¿Usted cree? Este acusado saldrá libre en 8 años y medio, y disfrutará el resto del dinero que él no entregó. ¿Y quién dice que el crimen no paga? Yo diría que muy bueno para él y para él gobierno. Finalmente el gobierno aprendió, pensando con su cabeza en vez de su corazón.
En el principio, la lucha contra el narcotráfico no hubiese permitido este tipo de acuerdo. La “lucha contra el narcotráfico” era una cruzada moral y los fiscales no hubieran hecho negocios con los narcotraficantes, y de esa forma lo hubiesen visto, como asociándose con los narcotraficantes. Los fiscales se referían a estos acusados como “comerciantes de la muerte” y los agentes constantemente me preguntaban “¿cómo puede usted representar ‘esa gente?’” Esa pregunta parece casi graciosa ahora. Si usted va a negociar su declaración de culpabilidad, ofrezca una suma de dinero serio. Negociar su declaración de culpabilidad ahora puede ser una situación mutualmente beneficiosa.
Y hágalo pronto, porque la era de las negociaciones de culpabilidad generosas se están convirtiendo rápidamente en cosas del pasado. Presiento que las cosas van a cambiar en el Distrito del Este de Nueva York. Ellos tienen a gente ahora que va a ejercitar más control moral que nunca antes y las condenas podrán ser más largas y más uniformes que antes porque estos fiscales supervisores, a diferencia de los fiscales del común, no tienen un lazo emocional con los acusados. Ellos están tratando a esos acusados como a los previos “comerciantes de la muerte” y cualquier intercambio que los fiscales hagan con ellos dependerá exclusivamente de su conducta y de la calidad de su asistencia y nada más. Así que cuando un abogado le diga que él es “amigo” del fiscal, no le haga mucho caso.