Tomado de un artículo publicado el 5 de noviembre de 2011 en el periódico The New York Times, escrito por Sarah Shourd, una escritora que estuvo presa en Irán, titulado “Tortura por soledad.”
Después de dos meses con casi nada de contacto humano, my mente empezó a fallarme. Algunos días, escuchaba pasos fantasmas acercándose por el pasillo. Pasé grandes partes del día agachada a cuatro patas detrás de la pequeña hendedura en la puerta, escuchando. Comencé a ver luces intermitentes en mi visión periférica, solo para darme cuenta al sacudir mi cabeza de que no había nada ahí. En más de una ocasión, le dí manetazos a las paredes hasta que mis nudillos sangraron y lloré hasta caer en un estado de agotamiento. En un momento, escuché a alguien gritar, y no fue hasta sentir las manos de uno de los guardas más amigables tocando mi cara, tratando de revivirme, que me dí cuenta de que los gritos eran míos. De los 14 meses y medio, o 9,840 horas que fui detenida como rehén política en la prisión Evin en Teherán, 9,495 las pasé en confinamiento solitario. Me quedé sin palabras al darme cuenta que la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, una de las pocas convenciones que los Estados Unidos ha ratificado, no menciona el confinamiento solitario. Aprendí que hay un sinnúmero de presos en todo el mundo en confinamiento solitario, incluyendo aproximadamente 20,000 a 25,000 en los Estados Unidos. De acuerdo a las Naciones Unidas, el uso y la severidad de dicha práctica parece estar aumentando y diversificándose.
“Amy Fettig de la Unión Americana de Libertades Civiles dijo: “En los Estados Unidos usamos el confinamiento solitario como una práctica administrativa rutinaria. No es algo que se usa como último recurso, como debería hacerse.”
“Los Estados Unidos es el país con el mayor número de presos en confinamiento solitario. Se necesitan parámetros más claros con respecto a qué se considera una medida disciplinaria y qué cabe dentro de la categoría de ‘dolor y sufrimiento severo, ya sea físico o mental,’ lo cual está definitivamente prohibido por la ley internacional. Debería haber una prohibición del confinamiento solitario prolongado. Cualquier caso que dure más de 15 días debería ser investigado cuidadosamente.
“Usted no tiene que pegarle a alguien para causarles dolor y sufrimiento; la tortura sicológica del confinamiento solitario prolongado no deja cicatrices, pero sus efectos son severos y duraderos. El uso excesivo del confinamiento solitario constituye una pena cruel e inusual – eso es la tortura. Las Naciones Unidas debería proscribir esta práctica inhumana, y los Estados Unidos debería liderar el esfuerzo para erradicarla.”