Me sentí consternado al enterarme que algunos abogados defensores estaban consintiendo a aplazamientos de sesenta días, a petición de gobierno, antes de que una acusación formal en contra de un acusado fuera presentada. Si el acusado está cooperando, el aplazamiento se justifica. ¿Pero qué ventaja tiene un acusado que no está cooperando con estos aplazamientos? Ninguna. Después de ser acusado formalmente, los acusados deben obtener sus pruebas documentales y revisar aquellas que el gobierno puede usar en su contra. Eso pone al gobierno bajo presión de acogerse a los plazos que puedan contribuir a una buena oferta de culpabilidad.
Así que no deje que estos aplazamientos ocurran. Ser acusado formalmente no afecta su habilidad de declararse culpable. Un juez federal no está obligado a seguir las recomendaciones del gobierno, así que aún si el fiscal está molesto porque usted no ha consentido al aplazamiento, un juez no lo penalizará por eso. El retrasar un caso no ayuda al acusado. Solamente beneficia al gobierno. Este puede mantener las pruebas al escondido y continuar su investigación sin que el acusado lo interrumpa. Esto le da al gobierno más tiempo y aumenta la posibilidad de que un co-acusado coopere o de que un co-acusado sea arrestado y coopere. Un caso débil puede fortalecerse y usualmente lo hace con el paso del tiempo. La única cosa a la que un fiscal le responde es a la presión.
Después de retirarse, un fiscal de los Estados Unidos de Miami les dijo a reporteros que la cosa que lo sorprendía más es que los abogados defensores no aprovechaban la regla de los 70 días que el gobierno tiene para llevar a un acusado a juicio. Cada vez que los abogados defensores aceptan un aplazamiento, los fiscales se libran de un apuro. El fiscal de los Estados Unidos se sorprendía de lo frecuentemente que esto sucedía, con toda razón.