Reglas para vivir — para acusados

1) Trabaje con los medios de prueba.

Juegue con las cartas que le repartieron, no con la mano que quisiera tener. Por ejemplo, puede que usted no esperara que sus llamadas telefónicas fueran interceptadas y grabadas, pero eso fue lo que sucedió. Debido a ese hecho, su defensa no puede contradecir lo que se dijo en las conversaciones grabadas. Usted tiene que familiarizarse con las pruebas y no puede hacer caso omiso de ellas.

2) Usted nunca es mejor que las pruebas.

Usted es tan culpable como lo muestren los medios de prueba. Si las pruebas muestran que usted es culpable, lo encontrarán culpable. Si las pruebas muestran que usted no es culpable, lo encontrarán no culpable.

3) El gobierno hace lo que es mejor para sus propios intereses.

El gobierno siempre puede ser flexible con las reglas. Durante las negociaciones para una declaración de culpabilidad, un fiscal dirá con frecuencia que no se puede rebajar un cargo porque eso iría contra la “práctica de la oficina” o no es “defendible moralmente”. Pero si al gobierno se le impide usar un medio de prueba clave, o si desea proteger la identidad de un informante, el gobierno podrá justificar una rebaja.

Por ejemplo, durante las negociaciones para una declaración de culpabilidad, le pregunté una vez a un fiscal si podría conservar el derecho a alegar que la conducta de mi cliente fue “aberrante”. El fiscal se negó. Dijo que la práctica de la oficina era no permitir esa clase de disposición en un convenio declaratorio. Sin embargo, el fiscal se dio cuenta entonces que no podría probar un elemento clave de la infracción sin exponer a un informante y de pronto opinó que era apropiado incluir una disposición que le permitiera a mi cliente alegar a favor de una “conducta aberrante”.

4) Aquel que convoca al compañero de causa para testificar, pierde.

Un compañero de causa en una causa penal es un criminal. Pedirle a un compañero de causa que prometa por usted no es práctico. Lógicamente debería serlo, pero en la mayor parte de los casos los jurados no creen lo que un compañero de causa dice. Si el compañero de causa dice: “Yo soy un narcotraficante, pero el acusado no lo es”, un jurado probablemente no le creerá porque el testigo es un criminal convicto.

5) Si su defensa no es creíble, un jurado no le creerá a usted.

Veamos los siguientes ejemplos:

Un acusado fue detenido en su auto y un registro reveló varios cientos de kilogramos de cocaína en el baúl del vehículo. Su defensa fue: “Yo no sabía que la cocaína estaba en el baúl del auto”.

Un acusado estaba hablando por teléfono e hizo varias referencias a su “Tío Rico”. Un testigo en la causa alegó entonces que “Tío Rico” era realmente una clave para referirse a Puerto Rico, un medio de prueba que era crucial para obtener una sentencia condenatoria. Si el acusado alegara en su defensa que teóricamente él podía haber estado hablando sobre su Tío Rico, más vale que tenga un Tío Rico o perderá el caso.

Si su defensa es improbable o exagerada, un jurado sencillamente no la aceptará. De modo que esté preparado para probar todo lo que usted diga. Si no puede hacerlo, entonces más vale que se prepare para arreglárselas con la realidad de la situación.

6) Manténgala sencilla.

Cualquier defensa que sea demasiado complicada no es una buena defensa.

7) Sepa la ley. No se engañe.

Un acusado fue enviado a examinar unas propiedades para un narcotraficante que iba a recibirlas como pago por sus drogas. El acusado afirmó que no tenía nada que ver con el negocio de droga en sí porque él solamente inspeccionó las propiedades. Él no creía que un jurado lo condenaría. Estaba equivocado. La ley dispone que una prueba de cualquier tipo de participación a sabiendas en un negocio de droga lo hace a usted culpable. Una vez que un jurado oye eso, determinará que usted es culpable

8) No hay justicia – solamente ley.

A pesar de lo que muchas personas puedan pensar, el sistema de justicia penal opera de acuerdo con las leyes, no la justicia. Bien sea una ley “justa”, o no, es algo que no importa. Por ejemplo, si de pronto la leche fuera declarada ilegal, a la gente sencillamente ya no se le permitiría beber leche, sea eso justo o no.

Una vez un acusado exclamó a un juez: “Quiero justicia”. El juez inmediatamente le lanzó la respuesta: “En ese caso, ha venido al lugar incorrecto. Este es un tribunal que aplica la ley, no la justicia”.

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