En el reciente caso de U.S. v. Castillo, el Juez Robert Sweet del Distrito Sur de Nueva York le impuso una pena a un traficante de piedra de cocaína, crack o base de cocaína, que fue más benigna que la requerida por las Pautas. Lo hizo porque pensaba que era injusta la proporción de 100:1 especificada por las Pautas – un kilogramo de cocaína en forma de crack debe tener la misma condena que cien kilogramos de cocaína en polvo.
Castillo fue nombrado en una denuncia presentada en el Distrito Sur donde se alegaba que era parte de una conspiración para distribuir cocaína en forma de crack en Manhattan. En un registro de su apartamento, los agentes del FBI descubrieron cocaína en forma de crack, cocaína en polvo y parafernalia de droga. Después de su arresto, Castillo admitió su participación en una banda de narcotraficantes que distribuía cocaína en forma de crack. Se declaró culpable de todos los cargos en el documento inculpatorio.
El informe precondenatorio manifestó que según las Pautas le correspondía un término de encarcelamiento en el intervalo de 135 a 168 meses. El gobierno luchó para que se le dictara la pena dentro de ese intervalo, pero Castillo abogó por un término menor, de 70 a 87 meses. En la vista para el dictado de pena, el Juez Sweet estuvo de acuerdo con el gobierno que el intervalo de las Pautas era en efecto de 135 a 168 meses, pero optó por darle a Castillo una pena de 87 meses y tres años de libertad supervisada. El Juez basó este cálculo en una proporción de 20:1, que había sido empleada en un caso del Distrito Oriental de Wisconsin del año 2005, U.S. v. Smith, 359 F. Supp. 2d 771 (E.D. Wis 2005). En su decisión, el juez explicó: “Desde Booker, varios tribunales preocupados por la disparidad entre las condenas por crack y por cocaína en polvo, dadas según las Pautas, han impuesto condenas fuera de las Pautas en casos que tienen que ver con crack.”
No fue sorprendente que el gobierno interpusiera una apelación de la condena. A pesar de que el Tribunal de Apelaciones compartió la preocupación del Juez Sweet, declaró que la sentencia era inapropiada. Dijo el Tribunal: “Nos cegaríamos a las discusiones consideradas sobre propósito de la última docena de años si no reconociéramos que [encuestas recientes] revelan que el juez de distrito seguramente no está solo en su preocupación de que la proporción actual es demasiado grande”. U.S. v. Castillo (2nd Cir., 2006). Sin embargo el Tribunal llegó a la conclusión: “[C]uál debe ser esa relación es algo que . . . puede resultar solamente de una instrucción legislativa”, y hasta que las Pautas sean modificadas, los jueces tienen que acatar la proporción de 100:1.
Cuando las Pautas entraron en vigor, el Congreso justificó el enorme desequilibrio en la proporción refiriéndose a las presunciones de adicción y violencia que eran generalmente aceptadas en ese entonces. Ahora se sabe que la cocaína en polvo y en forma de crack contienen exactamente la misma sustancia química; el que el crack sea más adictivo es el resultado de diferencias en el modo en que se usan las dos sustancias. Y las estadísticas de hoy en día muestran que la violencia unida a los delitos relacionados con cocaína en forma de crack es sólo marginalmente mayor que la violencia asociada con la cocaína en polvo. Gracias a esas falsas suposiciones, los narcotraficantes de crack de ligas relativamente menores reciben condenas extremadamente duras comparadas con traficantes de cocaína en polvo de alto volumen.
Otra preocupación grave con respecto a la proporción de 100:1 es que agrava el sesgo racial que en gran medida es una parte del proceso de dictar penas en este país. Mientras que la mayoría de los usuarios de crack son blancos, la mayor parte de los individuos culpados de infracciones por cocaína en forma de crack son afro-americanos. De acuerdo con la Comisión Federal de Sentencias (USSC) las estadísticas del año 2000 mostraron que mientras que aproximadamente las dos terceras partes de los usuarios de crack son de raza blanca, casi el 85% de las causas por crack son presentada en contra de afro-americanos. Y mientras que los blancos también constituyen la mayoría de los usuarios de cocaína en polvo son el porcentaje más pequeño de aquellos culpados de infracciones por cocaína en polvo con el 30 % de las causas presentadas contra afro-americanos y el 18% en contra de blancos.
A pesar de que la Comisión Federal de Sentencias ha recomendado repetidamente un cambio en la ley para rebajar la proporción, el Congreso todavía no ha actuado sobre esta recomendación.