En los Estados Unidos un veredicto tiene que ser unánime, bien sea unánimemente culpable o unánimemente no culpable. Hay también otro resultado: un juicio que acaba en punto muerto en el cual el jurado no puede arribar a una decisión. Generalmente esto es una victoria para el acusado, especialmente para acusados que han venido mediante extradición contra quienes los testigos tienen que ser traídos de nuevo desde Colombia y alojados en hoteles donde sus gastos diarios tienen que ser compensados. Es una pesadilla logística para el fiscal y tener que hacerlo de nuevo es tanto peor.
Pero me alegra que esto suceda porque demuestra que los prisioneros en Colombia que están esperando su extradición a Washington, Distrito de Colombia, no tienen nada que temer de los jurados de Washington. Los jurados en Washington, D.C. son negros en su mayoría, y si ustedes piensan que el racismo no es importante en los Estados Unidos, entonces no conocen a los Estados Unidos. Esto no es lo mismo que decir que los jurados negros no encuentren culpables a algunos acusados, sino que ellos sencillamente no lo harán por compasión hacia el gobierno. Por un tiempo demasiado largo el gobierno se ha aprovechado de los afro-americanos, y en Washington, D.C. donde probablemente el 75% de la población es afro-americano, esto se siente más profundamente. De modo que cuando vi que el jurado de Trinidad tenía nueve miembros de grupos étnicos (ocho negros y una que parecía ser latina), me di cuenta que estaba en buena forma.
Después del jurado sin decisión, el corresponsal de El Tiempo en Washington, D.C., Sergio Gómez Masseri, mencionó que aún los acusados de narcotráfico que habían colaborado dijeron que no lo hubieran hecho si hubieran sabido que podrían haber tenido un jurado sin decisión. No sé cómo él lo supo, pero eso es absolutamente correcto. En el caso de Lopesierra esa fue exactamente la situación. Dos colaboradores en ese causa estuvieron justificados al colaborar porque sus libros de contabilidad hacían referencia a “Miami, Florida.” Pero el resto de los acusados colaboradores no tenían por qué haberse declarado culpables de importación – uno fue un chofer de camión cuya única conexión a la actividad de narcóticos fue el transporte de drogas desde un lugar a otro en Colombia. El otro no era más que una persona que lavaba dinero, pura y sencillamente, y no tenía que haberse declarado culpable de importación y colaborar. Y estoy seguro que a estas alturas él ya lo sabe.
Menciono a Washington, D.C., excluyendo a otros distritos, porque de lo que he visto Washington D.C. es el único distrito donde piden la extradición aunque no tengan los medios de prueba necesarios para culpar de importación a un acusado. Sin
embargo, ellos calculan que muchos de ustedes estarán tan asustados que se declararán culpables de cosas que no hicieron, y entonces colaborarán en contra de otros. El gobierno entonces tiene la esperanza que los acusados restantes estarán demasiado asustados y que todo el mundo terminará declarándose culpable de cosas que no hicieron o de cargos para los cuales el gobierno no tiene pruebas. Hubo colaboradores en el juicio de Lopesierra que realmente pensaban que el Tío Sam los había hecho venir para procesarlos sencillamente por ser un narcotraficante, como si uno viviera en una colonia y la madre patria estuviera procesándole. Así de aterradas están las personas del gran coloso del norte.
Concédase una oportunidad. Examine los medios de prueba. Si a ellos les faltan los medios de prueba sobre importación, déle a un jurado de Washington, D.C. la oportunidad de probar que ellos pueden ser justos. Los jurados de Washington serán la salvación de los colombianos. He oído decir que hay tal prejuicio en contra de los narcóticos que los jurados encontrarán culpable a un acusado aunque no haya suficientes pruebas, y, sin embargo, todas las personas con las que hablo me dicen que si participaran en un jurado no harían tal cosa. Bueno, lo que hace a los jurados diferentes, especialmente los jurados afro-americanos, es que ellos vienen de una tradición de haber sido condenados injustamente debido a su raza. Si los afro-americanos pueden dárselo a los blancos, lo harán. Le mencioné esto a un periodista colombiano y usted pensaría que yo estaba soltando una teoría novedosa cuando aquí en los Estados Unidos la gente siempre sabe que la raza juega un factor. Los jurados pro acusados determinarán que usted es culpable si usted es en verdad culpable, pero harán que el gobierno les demuestre que tienen los medios de prueba necesarios para probarlo. Serán justos. Seguirán las instrucciones del juez. Recuerde que no se requiere que el jurado determine si usted es culpable. Lo que se requiere es que los integrantes del jurado determinen si el gobierno ha comprobado su culpabilidad más allá de una duda razonable. Un jurado puede “sentir” que usted es probablemente culpable y de todos modos exonerarlo confiado en que el gobierno no ha comprobado su culpabilidad. Algunos de ustedes tendrán que declararse culpable porque los medios de prueba sobre la importación son demasiado abrumadores. Pero otros no tendrán que hacerlo.
De modo que lo que le pasó a Simón Trinidad no fue una sorpresa para mí. Ustedes quieren un jurado justo. En Washington, D.C. ustedes han venido al lugar correcto. No se dejen llevar por el pánico, y, por el amor de Dios, obtengan algún buen consejo. La cantidad de estupideces que pasa por consejo en Colombia es ridícula. Hay abogados americanos suficientemente buenos para explicarles a ustedes el proceso penal. Un familiar de un acusado traído por extradición dijo que uno no puede ir a juicio porque todo el que va a juicio sale culpado, y entonces nombró a varios acusados que todos se habían declarado culpables. No fueron a juicio. Mire, si usted tiene un cáncer se morirá. Pero si no, no se mate por miedo.
Si suficientes acusados van a juicio y son exonerados o el jurado acaba en punto muerto en D.C., los fiscales de allí se van a dar cuenta que antes de que traigan a personas mediante extradición más vale que tengan las pruebas para que sean culpados porque el jurado no los culpará. Puede ser que los fiscales no sean justos. Puede ser que los jueces estén prejuiciados, pero los jurados en Washington, D.C. son buenos, a-okay.